La película narra la historia real del propio Bauby, uno de los periodistas más respetados y prestigiosos de Francia. Editor jefe de la famosa revista Elle, el 8 de diciembre de 1995 su vida iba a dar un giro de 360 grados al sufrir en 1985 un infarto cerebral. Un fatal desenlace por el que pasó a ser incapaz de mover cualquier parte de su cuerpo, a excepción de su párpado izquierdo, lo que se conoce como el síndrome locked-in.
A consecuencia de la situación, Bauby cae en una profunda depresión en el hospital en el que queda confinado. Tras pasar 3 semanas en coma, al despertar se da cuenta que su capacidad de movimiento se ha visto reducida a los pensamientos que giran en su cabeza, lo que le imposibilita mantener cualquier tipo de comunicación con su entorno más cercano.
Junto a las enfermeras y especialistas del hospital, Bauby logra ir poco a poco realizando pequeños progresos. La logopeda Henriette Durand le enseña un nuevo abecedario, en el que ella comienza a deletrear una a una las palabras y él parpadea para escoger una letra. Así logra que mediante el simple parpadeo de su ojo izquierdo escribir la novela de La escafandra y la mariposa.
A medida que se lleva a cabo el proceso de recuperación, en la película van apareciendo diversos episodios de la vida pasada de Bauby, hasta que finalmente logra recordar cómo se produjo la tragedia.
Una historia de luz
La película se desarrolla a través del ojo del propio Bauby, una manera de adentrarnos en su mundo y en su sufrimiento. La rabia y la desesperación que sufre el periodista quedan perfectamente reflejadas. La sensación de enclaustramiento en su propio cuerpo nos acompañará prácticamente durante toda la película.
No en vano, La escafandra y la mariposa es una película que huye por completo de los clásicos sentimentalismos que proyectan las tragedias físicas. Todo se centra en la vida de un hombre completamente paralizado, pero que en ningún momento da lástima o pena, sino que más bien arroja un rayo de luz al espectador.
Julian Schnabel lleva a cabo un magnífico recorrido por la conciencia de un hombre que empieza a ver el mundo que le rodea tal y como es. Una persona que, antes de su accidente cerebrovascular, vivía inmerso en la vorágine del trabajo sin atender a lo que en realidad sucedía a su alrededor.
La única forma que tiene Bauby de comunicarse es con su ojo izquierdo. Gracias a su parpadeo, puede ir eligiendo las letras que formarán las palabras de su novela.
El actor galo Mathieu Amalric da vida al periodista Bauby postrado en su cama. Pero a su vez, encarna al Bauby sano que vemos en algunas secuencias y que nos lleva en ocasiones la película en forma de recordatorio. No en vano, los recuerdos se convierten prácticamente en un personaje más de la trama del film.
Emmanuelle Seigner, por su parte, interpreta a Celine, la ex-mujer de Bauby. La relación que se da entre ambos personajes es uno de los ejes más poderosos de la película. Un gran trabajo de interpretación de Seigner, quien en casi todas las secuencias debe hablar directamente a la cámara.
Otros detalles de la película
El libro de La escafandra y la mariposa salió publicado el 7 de marzo de 1997. Un best-seller que fue escrito a partir de los 1.200 parpadeos que tuvo que dar Bauby para ir escogiendo las palabras adecuadas. Apenas dos días después de salir a la venta el libro, Jean-Dominique Bauby fallecía en el hospital a consecuencia de una neumonía.
La película fue ganadora del Globo de Oro en 2008 a la Mejor película en lengua no inglesa. Julian Schnabel, por su parte, ganó el Globo de Oro a Mejor Director y Ronald Harwood el Premio Bafta al Mejor Guión Adaptado. Schnabel también consiguió el premio a la mejor dirección en el Festival Internacional de Cine de Cannes.
A pesar de recibir muy buenas críticas en Estados Unidos, la cinta no conquistó ninguno de los Óscar a los que estaba nominada: Mejor director, Mejor guión adaptado, Mejor fotografía y Mejor montaje.
Mathieu Amalric se tuvo que conformar con el premio al mejor actor en los Premios César del cine francés.
La escafandra y la mariposa es, en definitiva, una película de superación. Una historia real que escapa de los convencionalismos de este tipo de películas y atrapa al espectador. Porque a pesar de la situación, siempre hay motivo para una dejar escapar una pequeña sonrisa.
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